viernes

LAUREN BACALL



Me enamoré de ella en 1947, casi al mismo tiempo que Humphrey Bogart. Cierto es que en esa época yo aún no había nacido, pero también es cierto que su actuación en la película “Tener y no tener” me dejó prendado de ella desde que la vi por primera vez. Tanto ha sobrevivido La Bacall en mis sentimientos que hasta le puse su nombre a uno de los personajes de "Hasta el fin del mundo", la novela que escribí por culpa de Chucho y Bebo Valdés.

Ahora dicen que Lauren Bacall ha fallecido a los 89 años de edad. La vida es un misterio, eso lo aprendí hace muchísimo tiempo. Un misterio que yo no pretendo explicar o desentrañar. La Bacall ha muerto, eso dicen, pero ella sigue viviendo en mi mente como la pícara joven que en 1947, cuando yo aún no había nacido, me enamoró para siempre.

Aquí os dejo este vídeo tomado del bendito Youtube con los antecedentes de la frase que desconcertó al duro de Bogart:
“Sabes cómo silbar, ¿verdad Steve? Sólo tienes que juntar los labios… y soplar”.
Enjoy it!

EL TIPO DEL GONG


Concierto de Eric Clapton, The Rolling Stones, Jeff Beck y Jimmy Page entre otros grandes. Interpretan una poco usual versión de Layla, la sublime canción de Clapton. Todo va bien, como cabe esperar de tan extraordinario encuentro de gigantes.

Entre los músicos, allá por el fondo del escenario, hay un calvo de ojos encendidos y gestos enfáticos. Es el tipo que en el minuto 1:10 del video que aparece al final de este comentario sacude con brío la  pandereta, el mismo que en el minuto 1:53 aporrea el gong para luego volver a su humilde posición.

De repente, en el minuto 3:27 de la grabación el calvo de la pandereta parece tomar el mando para, con un gesto teatral, dar paso al piano, al que por unos instantes acompaña con los platillos. “¿Qué más puede hacer este secundario ahora?”, pienso yo al verlo tan fuera de lugar entre los monstruos del blues y el rock.

Y entonces, justo en el minuto 4:00 de la interpretación, el calvo se acerca de nuevo al gong y comienza a golpearlo con creciente entusiasmo. El escenario se estremece y durante varios segundos el público enmudece. Los músicos, los genios, se miran complacidos y asombrados mientras el calvo sigue atacando el gong con furia, con saña, con inaudita pasión. Está convirtiendo a una magnífica interpretación en una performance inolvidable, dejando anonadado al público y a sus propios compañeros de profesión. El tipo del gong  se ha robado el show.

Así que, estimado lector o lectora, si crees que en esta vida no puedes llegar a ser Eric Clapton u otro de los grandes, yo te pido de corazón que al menos intentes ser “el tipo del gong”. El Universo entero te lo va a agradecer.

Este es el vídeo que he intentado narrar. Espero lo disfrutes tanto como yo.


NOTA AL MARGEN: Ray Cooper, el calvo de este vídeo, es un reconocido Maestro de la percusión. Perdón le pido por tomarlo de ejemplo para redactar esta reflexión.

sábado

PSIQUISMO ELEMENTAL

Según los que dicen saber del asunto, los animales no tienen noción del pasado o el futuro. Lo suyo es lo que podríamos llamar un "presente perpetuo" alimentado, eso sí, por los reflejos condicionados que acumulan en la lucha por la superviviencia cotidiana. 

Los seres humanos, a diferencia de nuestros primos animales, constantemente estamos recordando el pasado vivido (entre más desagradable sea, más nos regodeamos en ello) y demasiado preocupados por lo malo que pueda depararnos el futuro inminente. Quizás por ello, digo yo, por estar generalmente ajenos al presente real, somos los únicos “animales” que además de tropezar muchísimas veces con las mismas piedras sufrimos agónicamente por problemas que sólo existen en nuestras cabezas. 

Al pensamiento de los animales los entendidos le llaman “psiquismo elemental” para diferenciarlo del “psiquismo complejo” que nos caracteriza. Hasta aquí todo bien: tenemos alma, somos cualitativamente superiores a los animales, y por eso los matamos o los ponemos a nuestro humillante servicio sin sentir remordimiento alguno. Porque una cosa son las bestias y otra muy diferente los seres humanos, ¿o no?

Hoy, ante genocidios como los que están ocurriendo en Gaza y en tantas otras partes olvidadas del mundo, yo, horrorizado, me pregunto una vez más si no sería preferible que dejáramos definitivamente a un lado todas las absurdas ideologías que nos caracterizan y aprendiéramos de una vez por todas a comportarnos como los animales.

Una buena dósis de psiquismo elemental le vendría muy bien a la raza humana.