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martes

LOS CÍRCULOS CONCÉNTRICOS DE NUESTRAS VIDAS

  Pescar no es solo atrapar peces. Pescando se aprenden ciertas cosas: a escudriñar los sutiles misterios de la naturaleza, a compartir riesgos y experiencias con socios de aventuras, a meditar en las cosas que a uno le interesan o preocupan… Pescando se mantiene al cuerpo en forma, se limpia y oxigena la mente, y a veces hasta se captura un pez.

   Hace pocos días estuve en el embalse de Eiras, buscando esas agresivas black bass que tanta emoción procuran a los pescadores de agua dulce. Y en un momento de absoluta paz, justo antes del amanecer, para llamar la atención de las bass se me ocurrió lanzar una piedra al agua.

 

    La piedra cayó con un sonoro plomb, formando en la superficie sucesivos círculos concéntricos que se expandían lentamente. Pensé entonces (ya se sabe que soy fruto de un parto complicado) que yo era esa piedra y que cada uno de los círculos eran las líneas de mis afectos: el primer círculo lo formaban mi esposa, hijos y nietos; el segundo los familiares cercanos y los amigos entrañables, el tercero los compañeros de múltiples batallas… y así sucesivamente, hasta llegar al último y difuso círculo de mis filias personales.  

 Todos nuestros afectos forman parte de un conjunto de círculos concéntricos en cuyo centro está la piedra que uno es; pero no todo es esencial ni tan importante como esas primeras circunferencias, que son las que dan lugar a las siguientes y les preceden en importancia. El error que (movidos por un estúpido interés personal o por resentimientos estériles) a menudo cometemos es priorizar los afectos lejanos en detrimento de los cercanos. Este es el caso de quien, por ejemplo, está obsesivamente involucrado en la tarea de recuperar los restos de su bisabuelo asesinado durante la Guerra Civil de 1936 y al mismo tiempo es incapaz de dedicarle a sus padres, a sus hijos, a su pareja, a sus hermanos vivos el tiempo, el cariño y la comprensión que ellos necesitan y esperan.

Y donde puse Guerra Civil podemos poner cualquier otra cosa: desde el fútbol de primera división y los avatares  íntimos del famosillo de turno hasta la tan ansiada por algunos revolución social.

sábado

CUBA, AÑO 24 DEL SIGLO 21

   Ningún sistema político-económico es perfecto porque, evidentemente, ninguna obra humana lo es. Así, en cualquier sistema de gobierno es fácil encontrar virtudes y defectos que señalar, lo estúpido y manipulador está en amplificar solo lo negativo del contrario exaltando hasta el ridículo solo lo positivo del sistema que uno defiende. Este es el más pueril de los autoengaños, que, así lo ha demostrado la historia, tarde o temprano termina por llevar al vertedero a su obcecado sostenedor.

  Hay dos formas básicas de gobierno en el mundo de hoy: la dictadura y la democracia. Según el diccionario de la RAE, dictadura es: “Régimen político que, por la fuerza o violencia, concentra todo el poder en una persona o en un grupo u organización y reprime los derechos humanos y las libertades individuales”; y democracia es: “Sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes”.

  La dictadura y la democracia, aunque tienen una esencia propia bien definida, se manifiestan en cada país con variadas formas e intensidades. En el mundo hay dictaduras de derecha, de izquierda y teocráticas, que aspiran a permanecer inalterables por los siglos de los siglos; y hay democracias de izquierda y de derecha, que en cualquier genuina votación popular pueden cambiar radicalmente su signo político.

  Sesenta y cinco años después de la Revolución de 1959, en un mundo muy diferente, Cuba semeja una isla detenida en el tiempo, que gira constantemente sobre sí misma mientras cada día se desgasta un poco más. Una isla dividida de la que muchos, la mayor parte jóvenes sin esperanzas, huyen dejándolo todo atrás. Una isla que sufre demasiado a cambio de nada; o de más de lo mismo, que parece otra cosa pero es igual.

  Nadie tiene derecho a imponerle su punto de vista a los demás, nadie tiene derecho a reprimir al que piensa diferente. En mi opinión, por difícil que parezca, el primer paso para la solución a los graves y crecientes problemas actuales de Cuba está en acabar de una vez por todas con el ciego enfrentamiento entre hermanos. Esta es la clave de lo que hoy deberíamos estar debatiendo pacíficamente los cubanos, en vez de perder el tiempo y la vida con estridentes diálogos de sordos e inútiles fogonazos de barricada ideológica. Porque mientras el show mediático discurre y los oportunistas de ambos bandos llenan sus sucias panzas, Cuba se muere.

   Es el conjunto del pueblo cubano quien debería estar en condiciones de elegir libremente la forma de gobierno que quiera darse, cualquiera que ésta sea. Verdad de Perogrullo que muchos necios, y unos cuantos sinverguenzas también, se niegan a aceptar. 

 

 

domingo

LA MEJOR ENTREVISTA DE MI VIDA

 

   La periodista, una trigueña de pelo corto y sutiles curvas, me citó a las seis de la tarde en la cafetería del Versailles Bakery. Concluía mi participación en la Feria Internacional del Libro de Miami y, cual trámite ineludible, tocaba cumplimentar la entrevista que los organizadores de la Feria suelen programarle a los autores invitados.

Tras el saludo de rigor y de encargar dos cafés con leche que tardaron en llegar, la periodista extrajo de su bolso bandolera de nylon negro una arrugada hoja de papel. Comprendí que me iba a torturar con uno de esos cuestionarios elaborados para salir del paso, seguramente el mismo que les aplicaría a los muchos autores de medio pelo que debía entrevistar. Aquella tenía muchísimas probabilidades de ser la peor entrevista de mi vida, y me dispuse a sufrir el trance a la mayor velocidad posible. Nada hay mas descorazonador que una mujer aburrida que se siente obligada a sacar adelante un encuentro no deseado.

Luego de pedirme permiso para hacerlo, colocó la periodista una minúscula grabadora Sanyo encima de la mesa y, tratándome siempre de usted, empezó a recitar preguntas que yo respondía con improvisada ironía.

 

Si tuviera usted que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?

Sería un castigo para mí vivir para siempre en un mismo sitio. Si no tuviera más remedio, viviría al aire libre en cualquier lugar que no hiciera frío.

¿Prefiere los animales a la gente?

Nooo, prefiero a la gente… A no ser que sean periodistas.

El chiste no le gustó, pero cruzó las piernas (llevaba unos jeans azules bastante ajustados que realzaban sus pantorrillas) y sin siquiera levantar la cabeza continuó leyendo con creciente énfasis.

 

Si fuera un animal, ¿cuál sería?

Un perro de buen tamaño, con el pelo corto y las orejas bien grandes; un pastor alemán.

¿Tiene muchos amigos?

Seis o siete, acumulados con hechos a lo largo del tiempo.

¿Qué cualidades busca en sus amigos?

La misma que les entrego: la lealtad de un pastor alemán.

¿Es usted una persona sincera?

Cuando puedo. A veces decir lo que uno piensa no aporta nada bueno.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?

Pescando. Es la mejor forma de observar la naturaleza.

¿Qué le da más miedo?

La vejez enfermo.

¿Cuál es, para usted, la palabra más llena de esperanza?

Amor; pero no cualquier amor, sino el que se da sin esperar nada a cambio. También es mi esperanza llegar a encontrar algún día el amor correspondido, ése el que ambas partes se entregan en cuerpo y alma sin importarles nada más. Algo así como Romeo y Julieta, pero con un final menos trágico.  

Hizo una pausa la periodista para apurar un buchito del café con leche que aún humeaba en la mesa y aprovechó la oportunidad para mirarme por primera vez a los ojos. Los tenía verdes, un enigmático verde esmeralda que incitaba a sumergirse en ellos. Y a la descotada blusa blanca de algodón que llevaba puesta le había caído una gota de café con leche justo a la altura del seno izquierdo. Talla 90 le calculé.

Tras el intercambio de miradas continuó el aburrido cuestionario.

     Si pudiera ser una cosa, ¿qué le gustaría ser?

¡Preguntas cada cosa! Quizás me gustaría ser tu bolso, para conocer los secretos que llevas dentro.

La frase se me había escapado, y por un instante temí que, con mucha razón, la periodista me mandara directamente al carajo. Tragó ella en seco antes de continuar con cierta acritud.  

 

Además de la impertinencia, ¿cuáles son sus otros defectos?

A veces soy un poco cobarde, a veces hablo de más, a veces miento o exagero, a veces pierdo la paciencia y también el tiempo en cosas tan inútiles como responder cuestionarios pre elaborados…

Levantó ella la cabeza, y sus ojos esmeraldas lamentaron mi presencia.

 

¿Tiene usted virtudes?

Lealtad a los que la merecen.

¿Y algún vicio?

Algunas mujeres. Los ojos verdes me chiflan.

Ejem… ¿Sabe cocinar?

Me encanta y lo practico.

Si tuviera que elegir comer un solo plato toda la vida, ¿cuál sería?

Pollo asado a fuego lento.

¿Es más de dulce o de salado?

De ambos. En la variedad está el gusto.

¿Qué le diría a su yo infantil?

¡Sueña, que lo imposible siempre es posible!

Si pudiera encontrarse consigo mismo físicamente, ¿cree que se caería bien?

Hace unos años creo que sí, hoy me preocuparía bastante.

¿Película favorita?

Salvar al soldado Ryan.

Si pudiera tener un superpoder, ¿cuál sería?

Volar

Yo también quisiera volar a veces, y bien lejos. ¿Una palabra que le defina?

Comemierda

Sonrió por primera vez en esa tarde y fue entonces que descubrí unos labios generosos, sin aditivos ni afeites; al natural.

 

Estoy plenamente de acuerdo con usted… ¿Hay algún suceso o experiencia de su vida que cambiaría?

Sí, claro, unos cuantos. Pero esas cosas no se cuentan a una recién conocida en el Versailles Bakery. Para eso hace falta mucha intimidad.

Resopló, más bien aspiró el aire con fuerza y lo dejó salir lentamente por la boca, antes continuar.

 

¿Le gusta más hablar o escuchar?

Prefiero escuchar, pero a menudo hablo más de lo necesario. Y, perdóname, creo que hoy debería medir mejor mis palabras antes de echarlas a volar.

Aceptada la disculpa. Seguimos: si pudiera tomarse un café con alguien, quien fuera, vivo o muerto, ¿quién sería?

Con Jesús de Nazaret. Su mensaje es el que más ha influido en mi vida.

¿Cree en el destino?

Creo en la combinación del destino con el libre albedrío. Lo que está para uno no se lo quita nadie, pero también hay que lucharlo, ¿no te parece?

Claro que me lo parece. ¿Cuál es el mejor cumplido que ha recibido en su vida?

¡Qué rico, Papi!

Se llevó una mano a la frente, y la verdad es que no sabría decir si le dieron ganas de reír o de llorar.

 

Esta es la última pregunta de mi cuestionario: ¿Cambiaría su nombre? Si es así, ¿por cuál?

No lo cambiaría, pues es lo suficientemente común como para no llamar la atención. Para finalizar yo, ¿puedo hacerte una pregunta?

Por supuesto, las que quiera

¿Tienes algún compromiso para esta noche? He oído decir que Juan Manuel Serrat y Joaquín Sabina cantan en el American Airlines Arena.

Me encantan Sabina y Serrat. ¡Son geniales!

No me digas.

   Todo esto ocurrió hace unos cuantos años; pero ayer volvimos a escuchar la grabación de ésa, nuestra primera desastrosa conversación. Y la verdad es que nos reímos tanto que casi nos caemos de la cama.

jueves

LAS TRES PREGUNTAS DE SÓCRATES O "HASTA LUEGO, COMPADRE"

 

  Hace pocos días un conocido vino a contarme historias sobre otro conocido común. Sabiendo que, por su propia naturaleza, quien habla mal con uno de otra persona siempre termina hablando mal de uno con las demás personas recordé el llamado triple filtro de Sócrates: las tres preguntas que deberíamos hacer cuando nos vienen con un cuento ajeno.

 ─ ¿Lo que vas a decirme lo has visto con tus propios ojos? ─le pregunté al conocido.

─Lo escuché a un amigo que lo sabe de buena tinta. Pienso debe ser cierto ─respondió con ligera convicción.

─O sea, que no estás totalmente seguro de que sea verdad. Déjame preguntarte entonces, ¿es bueno lo que quieres decirme sobre esa persona?

─No, qué va, todo lo contrario. ¡Tremendo mierda el tipo!

─Si no he entendido mal vienes a decirme algo malo de esa persona, pero no te consta que sea realmente cierto. Voy a hacerte una última pregunta: ¿Será útil para mí lo que quieres decirme de esa persona?

─Directamente útil, no. Es solo para que lo sepas.

─Mira, si lo que vienes a contarme no es cierto ni bueno ni útil, ¿para qué perder el tiempo en ello? Hasta luego, compadre.