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viernes

CARMINA, CUATRO AÑOS SIN TI

  
 

Qué rápido pasa el tiempo. O, mejor dicho: Qué rápido pasan nuestras vidas.

Este viernes harán cuatro años de la noche en que Carmina nos dijo adiós. Se fue, según ella, para viajar de estrella en estrella hasta el rincón del Universo donde palpita el génesis de la buena poesía.

¡Cuánto extraño su presencia! ¡Con cuánto cariño la recuerdo! 
Durante siete años que parecían infinitos me enseñó todo lo que yo era capaz de aprender. Y en torno a su figura hizo crecer amigos donde antes había extraños para mí.     

Solo puede liberar quién ha sido liberado.
Solo puede enseñar aquel que ha aprendido.
Solo puede amar quién ha sido amado.
Solo puede comprender el dolor aquel que lo ha sufrido.
Solo tú puedes entender lo que hay en el fondo de mi yo.

 ¡Hasta muy pronto en el tiempo, querida amiga! 




jueves

ESCÚCHAME LA VOZ

Carmina Benguría es una reconocida declamadora, una preciada gloria de la época en que los teatros rebosaban de gentes dispuestas a vibrar con la fuerza de la buena poesía. Pero Carmina es algo más que la niña menuda y enérgica que encandilara a los premios Nóbel Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Juan Ramón Jiménez, entre tantas otras personalidades. Es bastante más que la joven acreedora del reconocimiento oficial de los gobiernos español, mexicano  y ecuatoriano; la que a mediados del siglo XX enamorara a toda iberoamérica interpretando, dando nueva vida, a los grandes poetas de nuestra lengua. Es Carmina mucho más que la mujer exiliada, fiel a sus convicciones, cinco décadas anteponiendo el decoro a la comodidad. Es aún más que la ardiente defensora de José Martí, empeñada en develar su verdadera esencia de Avatar. 
Carmina Benguria es una cubana encantadora que a su 92 primaveras acaba de publicar un poemario inefable: ESCÚCHAME LA VOZ (Editorial Ego Group, Miami).
 

Quite de mi lo imperfecto
enderece lo torcido
barra yo lo tenebroso
reine en mi lo Divino

Nos dice Carmina en su poema Voluntad. Gracias, buena amiga, por tu generosa presencia. Bien sabes cuanto agradezco el haber atravesado el Atlántico para poder conocerte.