
- Buenos días
- Buenos días, ¡cuánto tiempo sin saber de ti!
- ¿Cómo estás?
- ¿Yo?, “estable dentro de la gravedad”. Hoy
por la mañana escuchando radio clásica, que es lo que más feliz me hace ahora.
- Pues yo estoy aprovechando estos días de
lluvia para leer, con una copa de vino al alcance de la mano. En este momento estoy de
nuevo con Cien años de soledad.
- Hace poco soñé contigo. Volabas sobre ciudades,
desiertos, selvas, ríos… Y, como antes, me contabas todo lo que veías.
- A lo mejor no era yo.
- Siiii, eras tú.
- Pues, yo anoche soñé contigo, pero ese
sueño no te lo puedo contar por teléfono. Solo decirte que era un buen sueño.
- Bueno, si era bueno…
- Sí lo era.
- Me alegro, hay sueños en los que uno se
siente feliz al despertar.
- Así es.
- Recuerdo ahora la primera vez que fui consciente de
un sueño en color.
- Nunca me habías hablado de eso, ¿cómo fue?
- Había una montaña, árboles repletos de hermosas manzanas rojas y verdes,
y el paisaje tan verde y lleno de luz…
- ¿Y tú estabas en tu sueño?
- … Lo conté con tanta emoción en la librería
al llegar... Si, yo estaba allí, maravillada del paisaje.
- Los sueños son un misterio, uno más.
- Encima de la montaña, a lo lejos, había
alguien mirándome. Pero no pude distinguir su rostro con la emoción del color.
- Dicen que Dios le habla a los humanos a través
de sus sueños.
- Yo sueño bastante, pero este que te acabo de
comentar me marcó: fue el primero en color... Y hace un tiempo soñé con mi madre,
que tenía puesto un jersey que le regalé hace muchos años… “Hija no llores
más”, me decía abrazándome.
- Cuando soñamos estamos despiertos, aunque estemos
dormidos.
- El día que fuimos a deshacer el armario con la
ropa de mi madre, lo primero que encontré fue el jersey del sueño... Me quedé con él y me lo pongo para estar en
casa.
- Mientras uno los recuerde, aquellos que amamos estarán
presentes.
- El tiempo no pasa entre tú y yo, lo sabes.
- El tiempo no pasa, somos nosotros quienes pasamos. Quería decirte que...
- Bueno, salgo con Luna, la perrita de la casa.
Paró de llover y ella me está mirando con cara de ¿salimos o qué?
- Adiós, Wendy.
- Adiós Peter Pan.