Suelo colocar macetas con plantas en el saliente que hay al otro lado de la ventana de cristal corrugado de mi baño. Durante el día, cuando se mira desde el interior de la casa, el cristal de la ventana desdibuja esa macetas, haciéndoles parecer "pinturas" de cambiantes tonalidades. Todo depende de la luz que exista en cada momento, e incluso del color de la ropa tendida en el exterior... pero, sobre todo, lo que se ve depende de la particular imaginación del observador, con lo que algunos en casa creen ver maravillas donde otros no encuentran absolutamente nada.
Probablemente el poeta Campoamor dio en la diana con aquello de que "en este mundo traidor nada hay verdad ni mentira: todo es según el color del cristal con que se mira". Por eso, por el efecto de los cristales corrugados, digo yo, es que (pícaros aparte) hay en este mundo tantas ideologías, creencias y personajes que se proclaman poseedores de la verdad absoluta.
Pobres ciegos, que insisten caballunamente en guiar a otros ciegos.