Los especialistas no se han puesto de acuerdo aún sobre la autoría de este poema recién encontrado entre las pertenencias personales de Erich Honecker, el ex dictador de la República Democrática Alemana fallecido en 1994 en Santiago de Chile.
Una parte de los expertos consultados considera que el poema pudo haberlo escrito Nicanor Parra en su época dorada; aunque otros estiman que bien pudo surgir de alguno de los frecuentes excesos cerveceros que caracterizaban al genial Pablo Neruda, y no faltan quienes atribuyen la autoría a la discreta faceta masculina de la también Premio Nóbel chilena Gabriela Mistral.
En fin, no conocemos al autor pero tenemos la obra, insólitamente rescatada del cajón de los recuerdos de un antiguo y olvidado asesino institucional.
CONTAGIO
Supongo lo adquirí acariciando tus manos, siempre tan sinuosas, olorosas a lavanda.
O quizá llegó a mí jugueteando en tu cama,
besando tus labios menores, los mayores
y aquellos otros que protegían tus amigdalas.
¡Tanto acariciarte cuando estabas lejos,
tanto imaginarte cuando a mi lado estabas!
¡Tanto entregarte un alma cándida y rendida, lista para ser martirizada!
Han pasado meses luego de la vil traición que precipitó nuestra debacle
y tu legado sigue aquí, tenaz, palpitando en mis entrañas.
Porque, debo reconocerlo,
si algo trascendente me dejaste fue el oxiuro,
ese molesto escozor en el culo
que todas las madrugadas me recuerda
que hace algún tiempo y por un tiempo cohabitamos juntos.