A comienzos del año 2000, justo antes de la llegada del nuevo siglo, yo solía sentarme por las tardes en la puerta de mi casa, viendo a la gente pasar por la calle de mi vida. Faltaba poco tiempo para el viaje definitivo a España; culminaba una etapa y empezaba otra, llena de esperanzas e incertidumbres.
Sentado en la puerta, por lo general sin camisa y descalzo, tarareaba una y otra vez la letra de "Qué será", la canción de José Feliciano, por esa época un cantautor poco divulgado en Cuba.
Pueblo mío que estás en la colina
Tendido como un viejo que se muere
La pena, el abandono,
Son tu triste compañía
Pueblo mío te dejo sin alegría
Mis amigos ya se fueron casi todos
Y los otros partirán después que yo
Lo siento, porque amaba
Su agradable compañía
Mas es mi vida y tengo que marchar....
Qué será, qué será, que será
Qué será de mi vida, qué será,
En la noche mi guitarra
Dulcemente sonará
Y una niña de mi pueblo llorará...
Quince años después de haber partido, regresé a Santa Clara y desde la puerta de la que fuera mi casa miré de nuevo la calle de mi vida. Poco había cambiado. La ciudad continuaba agonizando y las rutinas de siempre anidaban en ella. Tal y como anticipara la canción de Feliciano, muchos de mis amigos habían marchado después que yo, y los que optaron por seguir allí languidecían a la espera de alguna llamada de sus hijos; porque los hijos de los que se quedaron, terminaron marchando ellos mismos.
Tantos años después, la mayor parte de los sueños que me impulsaron a partir se han cumplido. Ha pasado el tiempo, trayendo nuevas esperanzas y nuevos sueños; y hoy como ayer, ahora sentado en el jardín de mi nueva casa, sigo tarareando el estribillo de la vieja canción de Feliciano:
Qué será, qué será, qué será
Qué será de mi vida, que será...
▶ José Feliciano Que será