Qué rápido pasa el tiempo. O, mejor dicho: Qué rápido pasan nuestras vidas.
Este viernes harán cuatro años de la noche en que Carmina nos dijo adiós. Se fue, según ella, para viajar de estrella en estrella hasta el rincón del Universo donde palpita el génesis de la buena poesía.
¡Cuánto extraño su presencia! ¡Con cuánto cariño la recuerdo!
Durante siete años que parecían infinitos me enseñó todo lo que yo era capaz de aprender. Y en torno a su figura hizo crecer amigos donde antes había extraños para mí.
Solo puede liberar quién ha sido liberado.
Solo puede enseñar aquel que ha aprendido.
Solo puede amar quién ha sido amado.
Solo puede comprender el dolor aquel que lo ha sufrido.
Solo tú puedes entender lo que hay en el fondo de mi yo.
¡Hasta muy pronto en el tiempo, querida amiga!