Joan Manuel Serrat resucitó para nuestras almas a la inefable poesía de Antonio Machado y de Miguel Hernández; y aportó a nuestras almas su propia poesía, reflejada en canciones como Penélope, Mediterráneo, Aquellas pequeñas cosas, Lucía, Hoy puede ser un buen día, La mujer que yo quiero... y tantas otras hasta sumar más de trescientas.
Con su música y su actitud ante la vida, durante varias décadas Serrat nos ha enseñado a pensar, a poner al bien por delante del mal, a soñar con los ojos abiertos, a levantarnos tras cada caída, a amar con el cuerpo y el alma, a mantener los principios humanistas por encima de las conveniencias personales; a ser personas decentes. Él mismo no lo sabe, pero su periplo vital ha ayudado a cambiar para bien a muchas vidas; y lo ha hecho sin dañar a ninguna otra vida. No sé si habrá algún héroe con pedestal, de esos que el mundo aplaude, del que se pueda afirmar lo mismo.
¡Feliz ochenta cumpleaños, querido Maestro!