Mi abuelo materno, José, nació a orillas del río Da Lama y de ahí, del nombre del río, viene desde tiempos inmemoriales nuestro apellido.
La corriente de agua que da sentido a mi apellido desemboca en Castro Candaz, una especie de península interior delimitada por la unión de tres ríos: el pai Miño, el Enviade y el referido Da Lama. Hace medio siglo se construyó en la zona el enorme embalse de Belesar, que cubrió bajo sus aguas decenas de miles de hectáreas habitadas, entre las que están Castro Candaz y su entorno.
Según la información que brinda el concello de Chantada, en este sitio de estratégica ubicación geográfica existieron sucesivamente en el tiempo un castro prehistórico, una guarnición romana y una señorial casa solar, destruida por las invasiones normandas. Tras la derrota de los normandos, en el sitio se erigió un castillo desde el que también se organizaron expediciones para colaborar en la reconquista de Asturias y León, territorios invadidos por los árabes de entonces. Luego, durante los últimos siglos, el esfuerzo titánico de sus habitantes transformó a las empinadas laderas en magníficos viñedos y el sitio de tantas batallas acumuladas devino en fuente de riqueza, a pesar de las durísimas condiciones de vida y lo escabroso del terreno. Y en el imaginario colectivo cobraron vida leyendas que, estimuladas por la existencia de dos entradas subterráneas en las laderas del Castro, hablaban de fabulosos tesoros escondidos.
Pero, hace unos cincuenta años, el embalse de Belesar lo sumergió todo, incluso a las leyendas. Hasta ahora, en que la reparación de las hidroeléctricas del embalse ha obligado a vaciarlo. Y lo que estaba cubierto por las aguas ha vuelto a la luz, absolutamente desnudo, libre de vegetación y otros obstáculos visuales.
Por eso he ido allí, guiado por ese buen amigo que es Alfonso Lorenzo. He ido al Castro Candaz emergido, al sitio donde ha vuelto a ver el sol la desembocadura del río que da nombre a mi apellido. Y estas son algunas fotos de ese lugar que pronto, quién sabe por cuanto tiempo, volverá a estar oculto por las aguas.
El curso final del río Enviade visto desde los muros del Castro. El río sigue fluyendo, a pesar de la gran sequía de este año
Desembocadura del río Da Lama en el Miño. Casi en la unión de las dos corrientes de agua destacan los restos de una solitaria vivienda... sitio hermoso y salvaje debió ser
Castro Candaz, península bañada por tres ríos. Piedras moldeadas por la historia, sitio en el que palpitan los sueños y esperanzas acumuladas por cien generaciones diferentes
Los viñedos sumergidos, como gigantescas pirámides construídas por la tenacidad e inteligencia del pueblo gallego