Fran Álvarez Charneco posee el don de convertir en poesía todo lo que toca. Libros como Ha pasado un ángel, Cartas de amor y silencio, La voz sentida y En un rincón del alma, entre otros, dan buena fe de ello. Y ni hablar de su participación en Fábrica de sueños, el grupo musical que desde hace veinticinco años comparte con Inma, Anabel y Paco, en una exquisita trayectoria que bien merece el reconocimiento del gran público.
Acabo de releer la ultima obra de Fran, "Donde crecen los otoños", una novela que penetra el alma y los sentidos. Un libro como una daga que restaña todo lo que hiere, como un viaje con los ojos bien abiertos por el interior del ser humano que somos todos y cada uno de nosotros. Una historia donde un par de botas usadas, una inmutable fuente de piedra o los acordes de cualquier olvidada melodía valen tanto como la propia vida. Una trama que bucea en el dolor y el miedo para encontrar la luz.
Porque Fran es mucho más que un buen escritor: es un irreductible heraldo de la esperanza.